Cómo ha evolucionado el consumo de tecnología proveniente de Latinoamérica en los últimos 20 años
Introducción
Allá por el año 1999, el Ing. Fernando Brum, profesor de la universidad UDELAR de Uruguay publicaba un artículo denominado “La globalización y el palo enjabonado” [1] que trataba sobre las dificultades que enfrentaba la tecnología desarrollada en países de Latinoamérica, frente a la que provenía de mercados maduros como EE.UU., Europa o Japón.
En el artículo se menciona que uno de los factores que más incide en el análisis de una tecnología, se basa en su origen y no en sus capacidades reales.
Una de las dificultades que menciona el artículo es el poco interés que se le otorga a la tecnología producida en Latinoamérica, frente aquella producida en los mercados maduros. Como ejemplo se presenta la importancia que el mercado latino le otorga a las certificaciones europeas CE para la validación de sus productos, respecto a la casi nula relevancia que se les da a las certificaciones otorgadas por los países Latinoamericanos.
[1] Ing. Fernando Brum, La Globalización y el palo enjabonado
Actualidad
Desde hace muchos años la importancia del sector TIC en las exportaciones ha venido creciendo de forma constante. Las cifras publicadas por las cámaras de tecnologías de países como Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica y Uruguay entre otros, indican en todos los casos un crecimiento constante de la exportación de servicios de TI.
Grandes empresas de servicios como TCS, Softtek, Globant o Stefanini han instalado centros de servicios en las principales ciudades de Latinoamérica para ampliar su alcance y conseguir el talento que requieren para brindar atención a sus clientes.
Todo esto ha producido un aumento constante en los valores de exportación de servicios principalmente desde Latinoamérica al mercado de los EE.UU. a través del proceso de “nearshoring” que busca acercar sus servicios al mercado que atienden, tanto a nivel de diferencia horaria, como de distancia física, en contraposición al “offshoring” tradicional que se hacía principalmente desde mercados distantes como India, China o Europa del este.
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¿Esto significa que el “palo enjabonado” ahora es más fácil de escalar?
Si miramos de forma más cercana las cifras y modelos de negocios de estas compañías, veremos como la gran mayoría de ellas son proveedoras de servicios de fábrica y que poca porción del mercado de exportación son producidas por empresas que desarrollan productos.
Por otro lado, también empiezan a colarse compañías de productos exitosas, por ejemplo, la brasilera Totvs, la argentina Oauth, o de Uruguay Genexus y seguramente hay muchas más.
¿Por qué es baja la proporción de exportaciones de productos?
Crear productos de software requiere de una fuerte inversión y de tener una oferta en mercados grandes que permitan repartir los costos del desarrollo entre muchos clientes.
Pero aquí nos enfrentamos con una de las realidades expuestas por el artículo de referencia y que aún sigue vigente hoy en día:
“La inversión en mayor conectividad abajo-abajo no es rentable. En el mundo que presentamos no hay caminos entre dos regiones de la capa de abajo, todos los caminos pasan por la capa de arriba, no hay modo de eludir los palos enjabonados.”
¿Qué se puede hacer para inducir un cambio a esta realidad?
Desde STB notamos que cada vez más la tecnología llega al alcance de la mano de las empresas pequeñas y medianas de Latinoamérica, donde los factores de cercanía cultural y física cobran mayor relevancia, donde el producto se valora por sus capacidades y por el retorno de inversión que produce en la organización.
En ese partido, no juegan los cuadrantes mágicos, ni otras formas de catalogar productos de software pensados para los mercados maduros.
A ese mercado es al que apuntamos llegar con nuestros productos y servicios, con la convicción de que podemos lograr escalar nuestro “palo enjabonado”
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